(publicación original: 6 de octubre de 2007)
Esta tesis la proponen varios notables. Jaime Sabines, en el poema que da título a este post. Joaquín Sabina en múltiples ocasiones (y cuando suban las bebidas/el doble de lo que te pida/dale por sus favores). Hemingway, Naguib Mahfuz, el Gabo, Vargas Llosa aunque no me gusta, por supuesto Bukowski, Kerouak y compañía, y con toda seguridad cientos más que no conozco. Me ha faltado leer a mujeres hablando de putas (como no sea en primera persona), pero las habrá.
La ecuación es simple. La profesional del oficio más antiguo ofrece favores sexuales al lúbrico (amo este adjetivo soez de Catón) varón, o varona, por un precio acordado. No median cortejo, insinúos, convencimiento, promesas ni entredichos. Es sexo puro y duro, experto en ciertos casos, a veces sin amor, a veces con. A nadie se le ocurrirá decir que sustituye a una relación, pero sí hay quien ha dicho que es el sexo con amor de los casados. El hecho de que haya más mujeres en ello es, sin duda, cosa biológica y psicológica. A los hombres en edad de merecer nos cuesta la monogamia (sexual, que no sentimental). Si no de hecho, al menos de pensamiento. Del que esté libre de culpa espero la primera pedrada. Aunque creo que no es culpa.
A las mujeres, también, les gusta ser admiradas y deseadas. Les gusta dar placer y satisfacción. Más de una habrá fantaseado con ser puta. Y las que lo cumplen, le cumplen también al cliente más fantasías de las que es prudente ennumerar. Las más populares: la jefa, la secretaria, la maestra, la alumna. Las mujeres que nos rodean. Bueno, está también la de las dos chicas, pero ahí empiezan ya a volverse más complejas.
Hay putas callejeras, que deben ser las que más duro la pasan, toreando la noche fría y todo tipo de peligros mientras llega el cliente. Luego están las de los table-dance, entertainers por excelencia y a quienes rindo mis respetos. Eso de poner buena cara y mover el culo a las cuatro de la mañana para un grupo de borrachos impertinentes debe ser tan agradable como trabajar en un barco pesquero de Alaska. También hay las que llaman en España de alto standing, que cobran una fortuna por sentada y deben ser, me imagino, expertas amatrices. Alguna de éstas ha escrito sus memorias en un blog cuya lectura vale la pena.
Dicen que una puta, para ser buena, tiene que disfrutar el trabajo. Supongo que habrá unas ocasiones más propicias que otras para eso. Habría que preguntarles. Mientras tanto, en reconocimiento a estas honestas y esforzadas trabajadoras, podríamos estrenar una conmemoración, como 6 de octubre: Día internacional de las putas, o 6 de octubre: Santa Puta. Que mucho han beneficiado, y sin perjudicar a nadie, a la humanidad.
Miguel Ríos escribe, en El atleta de la medianoche, que recuerda a Sabina de madrugada en un mal burdel defeño, escribiendo una canción con la mano derecha y lidiando con la izquierda a una señorita. Yo de joven quisiera ser como él.
viernes, 20 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay como hablar de nuestras preferencias
ResponderEliminartodas hemos imaginado ser una
ResponderEliminaryo decidi ser una porque se puede dormir hasta medio dia... simpatizar con el horario de vampira
hay quien las acusa de poca cultura pero tienen que ser muchas cosas.
lo imposible es que a ellas va tanta gente que es imposible adivinarles el ADN pero es que siempre existirán casi como personajes miticos hasta ya en las películas y en la historia figuraban mucho
si te hablan rudo o con desprecio será soloa ceptado en la cama o con una buena mbestida de por medio. El amor es que tiene un alto precio y ellas tan solo aman con ese impetu de perros
salvar a un ser humano también es un trabajo