jueves, 12 de noviembre de 2009

No hay crudo que no sea humilde

Publicación original: 25 de septiembre de 2007

Con la temporada festiva recientemente inaugurada por el 15 de septiembre y que suele extenderse de manera ya constante hasta bien entrado enero, es pertinente traer a la mesa, con afán puramente académico, a una invitada siempre incómoda: la resaca.

Así como a la noche le sigue el día, los excesos de bebidas etílicas, comidas no saludables, diversas sustancias fumables, risa y diversión nocturnas, bailes y bromas, caricias amatorias en diferentes grados y a distintas personas, y desvelos increíbles; suelen estar seguidos por una mañana, un día o varios de malestar físico, dolor de cabeza, arrepentimientos, paranoia, depresión, nausea y otros síntomas que, en su conjunto, reciben el universal nombre de cruda.

La voz del pueblo, siempre sabia, ha acuñado algunas frases descriptivas de lo que se siente, como "Diosito, si en la parranda te ofendí, en la cruda me sales debiendo", o "Si no supiera que es cruda, dejo que me operen". Mi favorita es la que da título a este relato. Me la enseñó un viejo lobo de mar, el mismo que cuando alguien dijo, "yo nunca he tenido una cruda de esas", respondió, "No has vivido".

Hay varios tipos de cruda. La primera es la física, que se caracteriza por tener la boca completamente seca y con un aliento como de jaula de pájaro muerto; la presión arterial elevada y el pulso acelerado; hipersensibilidad a la luz y al ruido y un sentimiento difuso y general de extrema incomodidad. Mi Primo, experto en menesteres de la noche, me explicaba que cuando a la mañana siguiente uno se despierta con la lengua blanca es signo inequívoco de cruda. "No hay que tomar agua, porque hace daño, y mucho menos de sandía, porque te puedes morir." Su recomendación es enfundarse en unos pants y una gorra y salir a buscar unos buenos tacos de carnitas o de barbacoa, y acompañarlos de una michelada de cerveza con clamato. Mi hermana, por cierto, prepara unas tan extraordinarias que le digo que son de comandante. Ella recomienda comer dulces y después ir al Fisher’s y pedir tres o cuatro shots del caldo de camarón que ofrecen de botana. Personalmente, creo que no hay más que alternar diversos ciclos comida/sueño hasta que los síntomas vayan cediendo.

El segundo tipo de cruda es la moral, caracterizada por el arrepentimiento, la vergüenza y frases del tipo "no vuelvo a tomar de esa manera" o "no lo vuelvo a hacer". La cruda moral ataca con más fuerza cuando hemos besado a quien no se debe, golpeado o sido golpeados por una discusión estúpida, respondido envalentonados a los reclamos de progenitores o parejas, y un largo etcétera. Los efectos, dependiendo de la gravedad de la ofensa, duran desde unas horas hasta varias semanas, y son más intensos cuando se presentan períodos de pérdida de la memoria o "blackouts". Mi Primo me solía llamar en las mañanas de domingo: "¿Qué paso ayer, wey?" Y yo: "¿Pues hasta dónde te acuerdas?" y él "pues estábamos chupando tranquilos en la mesa", "Ah, pues luego te paraste a..." y me interrumpía: "SSSSSSHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!! NO ME DIGAS NADA, NADA, NADA, NADA!!! Sólo dime si no hice nada malo!!!!" "No, tranquilo, todo bien" "SEGURO??? No hice el ridículo ni nada? O sea ningún oso, nada, nada, nada, nada?"

Por eso, es siempre mejor seguir la máxima de Chazz: Si no te acuerdas, no pasó.

El tercer tipo de cruda es la financiera, que suele seguir a los períodos de "autosuficiencia moral y económica" donde el contertulio, de manera indiscriminada, se vuelve hermano de sangre de todo ser que se encuentre a su alrededor (humano, animal o vegetal) y utiliza repetidamente expresiones como "yo invito", "otra ronda para todos", "pide otro pomo que yo pago", etc. De esta manera se agotan el efectivo, el crédito plástico y hasta se pide fiado en establecimientos de confianza. Las visitas after-hours a los table dance generalmente producirán este tipo de resaca, al acceder el bohemio alegremente a que le traigan "copas a las damas". Por ello, el parrandero profesional y prudente irá siempre al encuentro de la noche como se va al casino: sólo con el efectivo que se esté dispuesto a perder y sin tarjetas. Hay una causal secundaria de cruda financiera, y es la que tiene que ver con el extravío, obsequio o destrucción de relojes, cámaras, celulares y otros bienes materiales.

Por supuesto, la resaca más perniciosa se presenta cuando se conjuntan los tres tipos a la vez, y es conocida como la cruda trifásica: física, moral y económica.La cruda trifásica suele seguir a una parranda que recorre al pie de la letra todas las etapas enumeradas en esa memorable lista que comienza con el "copeo leve con botana", avanza hasta los "cantos y bailes regionales", la "exaltación de la amistad y el parentesco", los "vituperios al clero y al estado", pasa por la ya mencionada "autosuficiencia moral y económica", la "destrucción del inmueble", el "desalojo violento del inmueble", y llega al "recuento de los daños físicos y pérdidas materiales".

Salud y larga vida!

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